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Mi Auto Desafinó
O la verdad de los afinamientos

Hace poco participé en un raid de autos clásicos, verdaderas joyas sobre ruedas. Al conversar con los participantes e interrogarlos acerca de cómo mantienen sus vehículos con ese nivel de buen funcionamiento, la respuesta fue unánime: “Los afinamos cada 5000 km, como corresponde!”. Esa respuesta me quedó dando vueltas, porque, hoy en día, es normal ver en los talleres automotrices, de todos tamaños y marcas, la oferta de afinamientos; y la verdad sea dicha, para autos actuales, eso es una estafa, o al menos una terrible ignorancia, en el mejor de los casos. ¿Por qué me atrevo a decir esto?, se los explico.

 

El sistema de encendido de un vehículo, depende de la chispa que se da en la bujía, y esta a su vez de la conexión y desconexión de la bobina que la alimenta, en la época previa a los computadores y la inyección electrónica, esta alternancia en la alimentación de la bobina era hecha por un interruptor de accionamiento rotativo llamado platino, los famosos platinos. Anclados mecánicamente al eje de leva, sincronizaba su actuar con el tiempo de compresión del cilindro, de esta forma, entregaba la chispa en el momento exacto.

 

Dada la velocidad de giro de un eje de leva, este interruptor se abría y cerraba unas 10000 veces por minuto, transmitiendo un muy alto voltaje cada vez, esto hacía que con el correr de los kilómetros, estas láminas metálicas generasen desgaste producto del arco voltaico de cada desconexión. Como en cada kilómetro se iba perdiendo efectividad de chispa, la combustión, progresivamente, también perdía efectividad, generando mucha carbonilla en el cilindro. Al tener ese nivel de carbonilla, el aceite se contaminaba demasiado rápido, lo que junto a que se usaba aceite mineral, terminaba en que solo durara 5000 km.

 

Filtros tapados, bujías empastadas o carbonizadas, aceite saturado y quemado, platinos quemados y una pérdida del punto de encendido, llevaban a la imperiosa ejecución de una puesta a cero, de un seteo; de un afinamiento. Literalmente se debía “afinar” el motor, comenzar un nuevo ciclo desde un comienzo limpio y coordinado con filtros limpios, todos, bujías nuevas, aceite íntegro y platinos listos para comenzar su corta pero intensa vida útil.

 

Con la llegada de la gestión electrónica del motor, la operatoria de la bobina se hace mediante un transistor dentro del computador, al ser un semiconductor no tiene ni desgaste ni daño al trabajar, no se descalibra. Ergo, todos los componentes vinculados a la combustión pueden vivir más, lo que su labor o calidad de materiales demande; lo que no tiene que ser igual para todos, de hecho, no lo es.

 

Hoy los mecánicos nos debemos regir por una pauta de mantenimiento, que establece ciclos de revisión y recambio diferenciados para cada elemento del vehículo. Si los mecánicos modernos, y más aún, sus talleres quieren entrar a un mundo de confianza con los dueños de automóviles, deben dejar de vender afinamientos, para realizar de forma correcta y certera, las mantenciones