A muchos de los lectores imagino les gustar beber con moderación y de cuando en vez, un buen destilado; como Pisco, Ron, Tequila u otros. Pues les tengo una noticia, a sus autos también, porque la gasolina es un destilado, de petróleo crudo claro.
Y esta destilación, que es un proceso de refinación donde componentes pesados son eliminados por medio de puntos de ebullición y deposición de capas, lo que se conoce como destilación fraccionada, nos entrega un producto altamente volátil, y por ende muy pulverizable, lo que es genial para realizar una mezcla aire combustible explosiva, a presiones no muy elevadas, una media de 3.5 Bar.
La gasolina está compuesta principalmente por heptanos e isoctanos, que son moléculas que facilitan o impiden la combustión de los hidrocarburos y el octanaje no es otra cosa que la cualidad antidetonante que se incorpora a la gasolina para que ésta resista o evite su tendencia a la auto detonación o autoencendido, por lo que el número de octanos requerido depende directamente de la relación de compresión del motor. Para entender por qué se produce tendencia al auto encendido, veamos el tipo de combustión producida en un cilindro.
Hay dos tipos de combustión rápida, que se distinguen precisamente por la rapidez de la combustión. Si la combustión es rápida pero sucede a una velocidad menor que la del sonido, se dice que es una deflagración. Si se produce a una velocidad mayor que la del sonido, es una detonación.
En un motor de gasolina, la combustión normal es una deflagración. Hay un frente de llama que se inicia en la bujía y se propaga por la cámara a una velocidad menor que la del sonido. Ese frente de llama aumenta la presión delante de él a medida que se desplaza. Puede ocurrir que, si la presión llega a ser muy alta en algún punto de la cámara, la mezcla de aire y gasolina aún sin quemar produzca una detonación. En tal caso, la energía que inicia la reacción de combustión no la produce ni el arco eléctrico de la bujía ni la llama que se va desplazando, sino el aumento de temperatura local que sigue al aumento de presión.
Esa detonación provoca una combustión anormal que no mejora el rendimiento del motor y que, por su violencia, puede causar daños mecánicos graves en los pistones u otras partes de la cámara.
El requerimiento de octanos de un motor depende de varios factores:
• Relación de compresión.
• Razón aire/combustible
• Avance de encendido.
• Depósitos en cámara de combustión.
• Temperatura refrigerante.
• Temperatura y humedad del medio ambiente.
• Altura sobre el nivel del mar.
Por ende, la elección del nivel de octanos tiene que ver con evitar la detonación y propiciar la deflagración, no con aumentar la combustión, o liberar más energía. Si lo vemos como índices, el número de octanos se da del cómo se combinan los heptanos e isoctanos, siendo el primero el antidetonante (con nivel asignado de 100) y el segundo el detonante (con nivel asignado de 0).
Por ejemplo, una gasolina de 95 octanos se correspondería en su capacidad antidetonante a una mezcla con el 95% de isoctano (muy antidetonante) y el 5% de heptano (escasamente antidetonante).
Si la gasolina tiene un nivel inferior al requerido, la detonación se propiciará y los pistones iniciarán un camino a la destrucción, ya que estarán en cabeceo constante. Si por el contrario subimos el nivel de octanos, creyendo ilusamente que nuestro vehículo se transformará en F-1, solo estaremos dificultando el encendido de la mezcla, logrando todo lo contrario, motor con pérdida de potencia.